martes, 30 de noviembre de 2010

Todo lo que usted quiso saber sobre Cancún y nunca se atrevió a preguntar.

Después del desahogo de ayer, comparto con ustedes algunos vínculos útiles para entender las claves de la Conferencia del Clima en Cancún. La mayor parte de ellas están robadas del blog de Duncan Green:

- Miquel Muñoz, experto español en CC, les ofrece en esta entrada de Triple Crisis todo lo que deberían saber sobre la Cumbre, sus expectativas y sus antecedentes.

- The Economist hace un irreverente repaso del estado y retos de la adaptación al cambio climático. No se queden con los titulares: hay escenarios mucho peores que otros (pero todos exigirán una adaptación para lo que no siempre tendrán recursos).

- Si vive usted en país de nombre impronunciable y no se asustó lo suficiente con la entrada de ayer, échele un vistazo a este gráfico que publica el último informe de UNCTAD sobre Países Menos Adelantados. Para las regiones más pobres del planeta, la recurrencia de shocks climáticos en 2000-2010 se ha multiplicado por cinco con respecto a los años 70. Delicioso.


- Y, para los que tengan tiempo y ganas, todos los detalles de uno de los asuntos que más interesan a los países pobres en estas negociaciones: El Fondo del Clima para hacer frente a los casi 200.000 millones de dólares anuales que costará la mitigación y adaptación al CC en los próximos años. Gentileza de mis colegas de Oxfam.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Comienza la Conferencia de Cancún sobre Cambio Climático: es hora de hablar de la independencia de Cataluña

Amodorrados lectores: hordas de funcionarios, científicos y activistas (¿conferenciará Aznar en esta cumbre, ahora que es verde?) se dan cita a partir de hoy en las playas de Cancún para beber combinados y detener el calentamiento global. Que San Cucufato les ilumine.

Por si no tienen ustedes la suerte de estar allí, les propongo que entren en calor echándole un vistazo a este gráfico animado (que no 'animado gráfico') del servicio meteorológico británico sobre las consecuencias del calentamiento global de 4ºC hacia el que trotamos alegremente. (Una sugerencia: desactiven todas las pestañas de la parte inferior izquierda y vayan activándolas después una a una... e imagínense que viven en uno de esos países tan divertidos rodeados de círculos de colorines.)

Asusta, ¿verdad? Pues no se preocupen. Tras los resultados de las elecciones catalanas de ayer, cualquier asunto menor como el cambio climático quedará arrinconado para que podamos hablar largo y tendido de temas realmente importantes y futuristas, como la independencia de Cataluña y el modo en el que este conflicto atávico y trascendente rompe el corazón de patriotas a un lado y otro del Ebro. Todo lo demás puede esperar (y esperará, no les quepa la menor duda).

viernes, 26 de noviembre de 2010

jueves, 25 de noviembre de 2010

Ah, la polémica...

El asunto del que les hablaba el pasado lunes se ha ido enrocando estos días. Encontrarán una explicación más detallada de mi colega Rob Bailey en esta entrada y una contestación del autor inicial de los reproches a Oxfam en esta otra.

Insisto en este asunto porque no solo explica bien los dilemas económicos y sociales del precio de los alimentos, sino las dificultades que encuentran organizaciones y expertos para abordarlos de forma adecuada. Confío en no aburrirles.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Precios de los alimentos: ¿en qué quedamos?

Dani Rodrik, respetado economista de Harvard, critica en su blog los supuestos vaivenes en la posición de Oxfam sobre los precios internacionales de alimentos. Al parecer, tenemos la irritante costumbre de "acentuar lo negativo", quejándonos cuando los precios están bajos y protestando cuando los precios están altos.

El profesor Rodrik tiene razón. Cuando la competencia desleal de los países ricos y la liberalización unilateral (inducida) de las economías pobres obligaba a cientos de millones de campesinos a vender sus productos por debajo del coste de producción, Oxfam protestaba. Y cuando -en medio de una volatilidad mareante- el precio de los alimentos se multiplicó, incrementando el número de hambrientos en más de 250 millones de personas, Oxfam también protestó.

¿En qué quedamos?, dice el Prof. Rodrik. ¿No eran precios altos lo que habíamos reclamado?

Para un tipo que pasa las horas elaborando detallados modelos econométricos que le permitan interpretar una realidad que rara vez pisa, el desinterés por los matices resulta llamativo. Como señala mi colega Rob Bailey en la respuesta a las acusaciones de Rodrik (que éste ha tenido el buen gusto de colgar en su blog), nunca hemos dicho nada esencialmente diferente, pero la intensidad de los mensajes se ha ido adaptando a las circunstancias políticas y a la oportunidad de influir en ellas. Los campesinos pobres perdieron durante los años de la competencia desleal y el desmantelamiento de los mecanismos públicos de apoyo. Pero perdieron también cuando sus desventajas de partida (falta de crédito, insumos, tierra o mercados) les impidieron aprovechar las oportunidades de un mercado más rentable. Si consideramos que buena parte de los productores pobres también son consumidores pobres, el impacto sobre la seguridad alimentaria del mundo en desarrollo es fácil de comprender.

En realidad, estos y otros muchos detalles están en el camión de informes e investigaciones que hemos ido publicando en los últimos años con respecto a estos asuntos.

Y sí, tenemos ese defecto. Tendemos a centrar nuestra atención en los perdedores. Para dar un paso atrás y enfatizar los matices ya están los académicos de Harvard.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Monos, bosques y crecimiento: Política industrial para frikies


Recibo una invitación de la Fundación Ideas para escuchar la presentación de Marcela Escobari (directora adjunta del Center for International Development de Harvard) sobre el concepto del product space y sus implicaciones para las políticas de desarrollo. 


Si alguno de ustedes es un friki de la economía y tiene oportunidad de asistir a este seminario, no se lo pierdan. Si cumplen la primera condición pero no la segunda, buceen un poco en este fascinante asunto. Les explico por qué en este texto que escribí en una etapa en la que estuve relacionado con el CID y conocía a sus promotores:

Varios investigadores del Center for International Development (CID) de la Universidad de Harvard -liderados por Ricardo Hausmann- están desarrollando una fascinante derivación de las teorías que vinculan el comercio con el crecimiento económico.

Su punto de partida parece casi una obviedad: lo que exportas, cuenta. Dicho de otro modo, los países de riqueza menor se irán acercando a los países más desarrollados si producen y exportan lo mismo que éstos. La sofisticación de las exportaciones actúa entonces como un generador de innovación, capacidades e inversión, que acaban arrastrando al conjunto de la economía hacia espacios más rentables del mercado.

Para ilustrar su tesis, los economistas del CID han colaborado con un físico, César Hidalgo, que ha elaborado para ellos el mapa del 'espacio productivo'. Este mapa muestra la distribución de los diferentes sectores productivos de acuerdo a las capacidades que requiere cada uno de ellos. De este modo es posible ubicar las empresas de un país en el mapa y determinar si las capacidades con las que cuentan les permitirían ir trasladándose hacia zonas más rentables del mapa.


Esta es Bolivia, por ejemplo, en el año 2000 (más abajo indico dónde encontrar mapas de excelente calidad):






En su analogía, Hausmann utiliza la figura de los 'monos' para hablar de las empresas de un determinado país, y de 'árboles' para denominar a las industrias del espacio productivo. Los monos están señalados con cuadrados (más o menos grandes dependiendo de su importancia relativa en la economía nacional) y las industrias con círculos (que son más oscuros cuanto más rentables). Si miramos el mapa de arriba, los monos de Bolivia se encuentran concentrados en pocas y remotas regiones del mapa (hidrocarburos y textiles, fundamentalmente), por lo que tienen pocas posibilidades de 'saltar' a otros árboles más rentables. Esto significa que sus capacidades no son muy útiles para producir lo que producen los países más ricos.

De ser ciertas, las ideas de Hausmann y sus colegas suponen un refinamiento de la teoría clásica del comercio y de las recetas económicas que se han aplicado como una plantilla durante los últimos treinta años: en primer lugar, y a riesgo de disgustar a Adam Smith, un país no debe especializarse en lo que hace bien, sino en lo que hacen bien aquellos a los que las cosas les han ido mucho mejor. Segundo, el desarrollo de las capacidades que permitirán exportar productos más sofisticados difícilmente caerá del cielo; es imprescindible contar con una política industrial pública que sea activa e inteligente.

Y tercero: no hay recetas. Lo que es bueno para un país puede resultar letal para otro, porque sus capacidades están condicionadas por variables tecnológicas, geográficas y humanas que varían de un caso a otro. Yo encontré el caso de las industrias de textiles y las de confecciones particularmente ilustrativo. De acuerdo con este enfoque, y en contra de lo que podríamos intuir, las 'capacidades' que son necesarias para producir telas son muy diferentes de las que hacen falta para la industria de la confección (y así está señalado en el mapa), y sería un error empeñarse en que una venga necesariamente después de la otra.

Este resumen de un puñado de párrafos difícilmente hace justicia al fascinante trabajo de los economistas del CID. Si te interesa, puedes encontrar todos los materiales en su página web, además de una relación amplia de mapas por país (y año) en la página creada por César Hidalgo. Esta página también incluye una explicación pormenorizada de los mapas, que permite al lector jugar con ellos observando los detalles y analizando la evolución de cada país.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Niños

El nacimiento de mis hijos transformó el modo en el que entiendo la pobreza. La paternidad multiplica la empatía y permite comprender mejor la ansiedad o las esperanzas de unos padres que se enfrentan a la educación, la salud o la alimentación de sus hijos. Y la tragedia de no poder cumplir sus expectativas.

Leo anoche el espléndido informe hecho público por el Comité Español de UNICEF sobre La infancia en España 2010-11. El documento revela la inquietante realidad de cerca de dos millones de menores en nuestro país (1 de cada 4), cuyas familias viven en la pobreza o muy cerca de ella. Por primera vez desde que fue creado en España, UNICEF profundiza en los retos pendientos en la aplicación de la Convención sobre los Derechos del Niño aprobada hace dos décadas, y con ello entra con argumentos en un debate demasiado reducido a funcionarios y académicos. [De hecho, una de las mejores noticias de este trabajo es mostrar la ilusionante deriva que está tomando esta organización en los últimos tiempos.]

Qué les puedo decir que no les haya dicho ya... Con este informe UNICEF subraya la misma idea que debería lucir en el fondo de pantalla de nuestros ordenadores: esta crisis no debe ser reducida a una batalla entre pobres. Las sociedades decentes y los gobiernos inteligentes se ponen del lado de las víctimas, estén donde estén. Cuando escuchen hablar de menores españoles en riesgo social, de inmigrantes irregulares, de víctimas del cólera en Haití o de refugiados saharauis, no se equivoquen: es la misma música con diferentes letras.

martes, 16 de noviembre de 2010

Principios

Yo entiendo bien porqué el Gobierno de España ha situado Los Intereses de Estado por encima de la protección del derecho internacional y de los derechos humanos en el Sáhara Occidental.

Lo que no entiendo es en qué modo esto es diferente de Los Intereses del Estado chino en Sudán/Darfur; o de los intereses de la República Islámica de Irán en su propio territorio, los de EEUU en Asia central o los de Hugo Chávez en el Censo Electoral Venezolano. O de Los Intereses del Estado Belga en el Congo durante décadas, o los de Peter Botha en el vulnerable Estado sudafricano que heredó de sus padres.

Porque ésa es la gran desventaja de los derechos humanos frente a Los Intereses de Estado: Unos son irritantemente inamovibles y otros son deliciosamente maleables. Casi tanto como el voto, Sr. Zapatero.

lunes, 15 de noviembre de 2010

¿Cuántos habitantes puede alimentar el planeta?

Pues depende de lo que coman... No es una gracieta de lunes a primera hora, sino la bien argumentada posición de Lester Brown, uno de los académicos más prestigiosos en este campo, cuyas opiniones comenta Evans y recoje Green [esto de los blogs es una especie de Teléfono Estropeado, pero a gran escala]:
Una de las preguntas que me hacen a menudo es "¿cuánta gente puede soportar la Tierra?". Yo respondo con otra pregunta: "¿A qué nivel de consumo de alimentos?". Utilizando números redondos, al nivel estadounidense de 800 kg. de grano por persona y año para su alimentación directa y la de los animales que se comen, los 2.000 millones de toneladas anuales que suponen la cosecha mundial mantendrían a 2.500 millones de personas. Al nivel italiano de consumo, de cerca de 400 kg., la cosecha actual soportaría 5.000 millones de personas. Al nivel de 200 kg./año consumidos por un ciudadano medio de la India, permitiría alimentar a 10.000 millones.
[El resto de su pieza está disponible aquí.]
Eso explica, dice Evans, porqué la estimación gruesa del Banco Mundial con respecto a 2030 (necesitaremos producir un 50% más de alimentos, si hemos de hacer caso a sus econometras) debe ser tomada con cautela: Depende; depende de lo que comamos, no de cuánto comamos. Las necesidades calóricas básicas de un individuo pueden ser satisfechas de muchas maneras, y algunas son mejores que otras. 

En el contexto de un planeta que se asoma al abismo de unos recursos naturales limitados, instituciones e individuos deben enfrentarse a la misma pregunta: qué debe cambiar en el modo en el que estamos haciendo ahora las cosas. Otra buena razón para no perder por completo nuestra famosa dieta mediterránea. Es posible que lo sano no solo sea lo más sostenible, sino también lo más justo.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Coda a la entrada de ayer

Por la importancia interplanetaria de los datos que se facilitan, copio aquí el comentario de José A. Hernández a la entrada de ayer. Habitantes de Madrid, abandonen lo que estén haciendo y diríjanse a la Plaza del Perú:
Gastón Acurio es una de las personas más interesantes que ha dado el Perú (ver su entrevista en la contraportada de El País el pasado 19 de septiembre: http://www.elpais.com/articulo/ultima/plato/bello/hay/injusticia/detras/elpepiult/20100915elpepiult_2/Tes) Es quien ha logrado que en Perú muchos niños quieran ser de mayor Chefs en lugar de futbolistas.
Astrid y Gastón es un sitio excelso que uno no debe perderse (es más caro ir a ver un partido de fútbol al estadio). Pero, solo por si acaso, Acurio acaba de abrir en Madrid un local de otra cadena suya: Tanta (que significa pan en quechua), más sencillo, pero de calidad (¡qué ceviche!). Hasta se puede tapear en la barra. No dejen de ir. Es fácil de ubicar: Plaza del Perú, número 1.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Mistura

Sufridos lectores, es hora de hacerles una confesión: en ocasiones, camino del trabajo, me planto como Carpanta frente al menú de Astrid y Gastón, un parnaso de la cocina peruana cuyas delicias tuve oportunidad de probar en México... pero que en Madrid, ay, tiene precios solo accesibles para magnates anti-Tasa Robin Hood. Su dueño, Gastón Acurio, ha hecho de la cocina peruana una de las marcas internacionales más poderosas de este país, y lo ha hecho con un generoso apoyo a colegas y productores.

Les comparto esta pequeña confesión porque el bueno de Gastón se ha aliado ahora con Oxfam, Cepes y otras muchas organizaciones para reivindicar el secreto de la cocina peruana: el compromiso de sus campesinos con la diversidad y la calidad de los productos. Agricultores, ONG y cocineros se movilizan para destacar la dignidad de los pequeños productores y las amenazas a las que deben hacer frente, desde el impacto del cambio climático y la producción de biocombustibles a la injusticia de unos acuerdos comerciales que solo benefician a la parte más fuerte.

En este nota de CEPES encontrarán algunos detalles de la iniciativa, y seguro que disfrutarán como yo este estupendo vídeo producido por mis compañeros tras la feria gastronómica Mistura 2010.

jueves, 11 de noviembre de 2010

El apagón informativo de la agricultura europea

El Tribunal Europeo de Justicia declaró el pasado martes la “invalidez” de las normas comunitarias que permiten la publicación de beneficiarios de ayudas de la Política Agraria Común (PAC). La sentencia constituye un duro golpe para quienes, durante décadas, han luchado por incrementar la transparencia y el debate público alrededor de una de las políticas más costosas y más relevantes de la UE. Solo en ayudas directas, la PAC cuesta a los contribuyentes europeos cada año la friolera de 55.000 millones de euros, una cifra que se dobla cuando consideramos las transferencias realizadas por los consumidores a través del sobreprecio que impone el proteccionismo agrario. No solo se trata de un ámbito esencial del bienestar y la sostenibilidad de las sociedades europeas -del que dependen los alimentos que tomamos, el entorno que nos rodea y la tierra que pisamos- sino de uno de los agravios más viejos contra los países en desarrollo.

La plataforma digital Farmsubsidy.org -que ha liderado los esfuerzos de activistas y periodistas en este ámbito- hizo pública ayer una nota de respuesta cargada de sentido común: a diferencia de las ayudas sociales de carácter personal, los subsidios de la PAC constituyen transferencias del Estado a empresas privadas que no solo tienen ánimo de lucro, sino que están sujetas a estrictas condiciones de producción y comercialización que protegen el interés público y que deben ser auditadas. Para entendernos, el mismo criterio que rige a la hora de conceder la construcción de un puente o la financiación de una escuela concertada. El apagón informativo que ha disfrutado el sector agrario durante casi cincuenta años –y que el Tribunal Europeo podría consolidar ahora- es el mejor modo de perpetuar los privilegios y abusos de una política que concentra el 80% de las ayudas en el 20% de los beneficiarios (precisamente los más ricos y contaminantes) y el poder de unos lobbies que, con toda certeza, están detrás de esta batalla.

Aún no están claras todas las implicaciones legales de la sentencia. Algunos sugieren que las medidas de transparencia que han puesto en marcha algunos Estados (España incluida) podrían mantenerse en parte y sujetas a condiciones. Pero la batalla está planteada. Alemania e Irlanda ya han cerrado el acceso a los datos, y otros gobiernos tardarán poco en seguirles. Farmsubsidy.org anuncia que seguirá haciendo públicos todos los datos que caigan sus manos (y que presentan de forma jugosa; no dejen de visitar su página web), y todos miramos con envidia la transparencia informativa que rige en países como los EEUU. En España, mientras tanto, la Ley de Acceso a la Información prometida por el gobierno en tantas ocasiones reposa en el cajón de los pasos perdidos, justo al lado de la Ley de Libertad Religiosa.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Magnates Sin Fronteras

Publicado hoy en los medios escritos del Grupo Vocento.

Magnates Sin Fronteras Gonzalo Fanjul Suárez. Asesor Estratégico de Intermón Oxfam. (www.ideascontralapobreza.blogspot.com)

Incluso antes de que se convierta en algo más que una idea, la Tasa sobre Transacciones Financieras internacionales (TTF) impulsada hace algunas semanas en Nueva York por diferentes líderes internacionales está demostrando sus virtudes. Como por arte de magia, decenas de banqueros, inversores y especuladores han abandonado por unas horas la gestión de sus carteras y se han zambullido en los complejos problemas de la pobreza y el desarrollo internacional.

El veredicto ha sido unánime: “los impuestos al sector financiero no son la medida adecuada y serían un obstáculo a la recuperación”.

Alguien podría pensar que la oposición de los financieros a la tasa que grava con un 0,05% las transacciones financieras más especulativas tendría algo que ver con sus bonus anuales o con las cuentas de resultados de sus entidades. Error. Como señalaron recientemente algunos responsables del sector de los bancos y cajas en España, los Objetivos del Milenio no son cuestión de "regar de dinero a los países pobres, sino transformar las sociedades para que sean capaces de cambiar y salir de la pobreza". En otras palabras, el verdadero problema de los 1.400 millones de personas que viven hoy en la pobreza extrema no es la carencia de recursos, sino todo lo contrario.

Ésta es la buena noticia, señores de la banca: aún tenemos algún margen antes de empezar a “regar” a los países pobres con dinero. En concreto, tenemos un margen de unos 170.000 millones de euros anuales, que de acuerdo con la ONU es la brecha existente entre los recursos que serían necesarios para financiar los Objetivos de Desarrollo del Milenio y los que desembolsan los países donantes. Una brecha que explica en parte porqué la comunidad internacional está perdiendo la batalla contra el hambre y la pobreza: cuando faltan solo cinco años para que se cumpla el plazo establecido por los miembros de las Naciones Unidas, 70 de los países más pobres del planeta están muy por detrás de las metas previstas. El hambre alcanza por primera vez a cerca de 1.000 millones de personas y las cifras de mortalidad infantil se reducen con desesperante lentitud.

En realidad, la experiencia de cinco décadas de políticas de cooperación sugiere algo bien diferente a lo que defienden sus críticos: la financiación internacional constituye una condición necesaria para el crecimiento económico y el progreso, aunque a menudo no sea suficiente. En ausencia de otras fuentes, una ayuda al desarrollo que sea estable, predecible y negociada con los países receptores ha demostrado su eficacia en el pasado. En Tanzania, por ejemplo, el esfuerzo conjunto del Gobierno y de los países donantes ha permitido garantizar por primera vez el acceso a la educación primaria universal. Es parte de un esfuerzo global que ha logrado escolarizar a 33 millones de niños y niñas en la última década.

En un contexto de crisis, profundamente hostil al incremento del déficit, el reto está precisamente en encontrar fuentes públicas de financiación internacional que permitan la cuadratura del círculo, y en este campo la vieja idea de la TTF es una de las mejores que se han propuesto hasta el momento. A pesar del pánico que ha despertado entre nuestros inversores, la TTF no es un castigo a la banca sino una tasa que grava las operaciones financieras de carácter más especulativo. Cuatro de cada cinco euros que se mueven cada día en los mercados internacionales de capitales corresponden a transacciones sobre productos derivados, muchas de ellas ajenas a la economía real y al control de las bolsas. De hecho, la dificultad principal para la aplicación de esta tasa está en la opacidad de un sector que en este momento está bajo la lupa de los reguladores europeos y estadounidenses.

Las complejidades políticas de la TTF son evidentes, pero no cabe duda de que el esfuerzo merece la pena. Un cálculo rápido de los potenciales beneficios de este instrumento sugiere cifras por encima de los 300.000 millones de euros anuales, casi cuatro veces la ayuda al desarrollo global el año pasado. De acuerdo con un estudio de la Fundación Ideas, sólo en España se podrían recaudar hasta 6.300 millones de euros cada año. Estos recursos podrían ponerse al servicio de tres grandes retos: el desarrollo internacional, la cohesión social de los países donantes y la lucha contra el calentamiento global.

De todas las declaraciones realizadas estos días por los representantes de la banca española, hay una en la que estamos de acuerdo: existe el riesgo de que esta propuesta se tope una vez más con el desinterés de algunos miembros del G20. Por eso es fundamental aprovechar el impulso político ofrecido por Francia, España y la Comisión Europea durante la Cumbre de la ONU, que debe culminar en la reunión de este grupo que presidirá Nicolás Sarkozy el primer semestre de 2011. Y eso explica la oposición de un sector bancario que no se encuentra precisamente entre las víctimas de la crisis. Solo cabe esperar que el Presidente Zapatero tenga muy presente la advertencia que hizo Keynes hace casi un siglo: “Sugerir a la City de Londres una acción social en beneficio del bien público es como discutir El origen de las especies con un obispo”.

martes, 9 de noviembre de 2010

Más sobre líderes africanos y verdades incómodas

Reviso estos días la traducción al castellano de la espléndida y monumental África, de Martin Meredith, que Intermón Oxfam publicará después de las Navidades. 


El repaso de los hechos y personas que han protagonizado la historia oficial de este continente a lo largo de los últimos cincuenta años es un ejercicio solo apto para optimistas patológicos. Con escasas excepciones, los líderes bienintencionados de los primeros años de independencia degeneraron en poco tiempo en autócratas incapaces o, sencillamente, en ladrones y criminales. Sus regímenes fueron sustituidos por una generación de militares cuyos excesos y crueldad alcanzaron proporciones desconocidas. Las potencias coloniales y sus pares en el bloque soviético impulsaron, alimentaron y dirigieron un baile de cargos que aún hoy lastra el desarrollo de buena parte del África al norte y sur del Sáhara.


Mientras transito de la fascinación al espanto y vuelta atrás, cae en mis manos un inquietante artículo de William Easterley en The New York Review of Books. Este escéptico de la ayuda (némesis de Jeffrey Sachs) desarrolla sin edulcorantes su tesis:
El sistema internacional de ayuda tiene un sucio secreto. A pesar de la intensa retórica en sentido contrario, las naciones y las organizaciones que donan y distribuyen la ayuda no están demasiado preocupadas por la democracia y aún apoyan activamente a dictadores. El discurso habitual es que los donantes solo apoyaron a dictadores durante la Guerra Fría y desde entonces promueven la democracia. Esto es falso.


Léanlo con el mejor espíritu, porque dice algunas verdades incómodas... y recuerden después que, en este asunto, desgraciadamente, no hay respuestas simples. Para países en los que no hay flujos alternativos de financiación del desarrollo, una ayuda estable, predecible y bien auditada sigue siendo una palanca imprescindible de progreso.


[Y no se pierdan África cuando lo publiquemos. Es sencillamente fascinante.]

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Más sobre la derrota demócrata: visiones de una optimista

Los votantes han confirmado a las encuestas. El Partido Demócrata ha perdido finalmente el control del Congreso y con ello la capacidad (relativa) de llevar adelante sus reformas de manera unilateral. Para quienes esperamos cambios radicales en el modo en el que los EEUU definen e impulsan sus políticas de desarrollo, la noticia no podría ser peor. Con excepción de los programas de difusión del creacionismo en el África subsahariana, podemos esperar esfuerzos tibios por parte de quienes llevan la voz cantante en el Partido Republicano.

Sin embargo, no todos creen que esto sea un problema. Incluso es posible que la Administración Obama puede hacer de este trago una oportunidad. Al menos eso sugiere Connie Veillet, del Centre for Global Development, que destaca en este artículo las posibilidades para la reforma, vinculadas en gran medida con el impulso de una agenda de la eficacia de la ayuda.

Algunos de los ejemplos que sugiere son ilusionantes: si aceptamos que la ayuda alimentaria estadounidense -basada en gran medida en la exportación de excedentes agrícolas propios- retrasa las respuestas humanitarias y encarece los programas en un 25%, la posible reforma puede beneficiar tanto a la calidad de la ayuda como a la restricción del déficit público. Un legislador inteligente -por muy oposición que sea- es capaz de apreciar estos remedios caseros (salvo que haya sido puesto en el cargo por los lobbies agroindustriales estadounidenses, que para estas cosas tienen poco sentido del humor).

Sin embargo, otras de las supuestas 'oportunidades' que destaca la Sra. Veillet no lo son tanto. Un presupuesto para la política exterior que agrupe desarrollo, diplomacia y defensa es el mejor modo de someter las prioridades del primero a los intereses de los segundos. Ésa es la deriva que están tomando otros gobiernos, como el del Reino Unido, donde tras el compromiso de sostener los niveles de ayuda se esconde el propósito puro y burdo de poner los recursos contra la pobreza al servicio de los intereses estratégicos del donante. Después de que George W. Bush devolviese a la agencia pública USAid al amparo del Departamento de Estado, la tentación imperial de mezclar churras con merinas es demasiado alta.

De la necesidad, virtud... pero solo hasta un punto.

martes, 2 de noviembre de 2010

¿Por qué va a perder Obama estas elecciones legislativas?

Todo parece indicar que el Partido Demócrata perderá las elecciones que tienen lugar hoy en los EEUU. Las consecuencias para la agenda reformista del Presidente Obama en materia de desarrollo pueden ser sencillamente devastadoras. Solo en el ámbito de la lucha contra el calentamiento global la perspectiva de un congreso republicano sería el último clavo en el ataúd de las negociaciones post-Kyoto. La ofensiva de esta Administración en ámbitos como la regulación del sistema financiero internacional o la lucha contra el hambre puede quedar frenadas, sino completamente bloqueadas. Una agenda, en fin, que fue presentada en el esperanzador discurso de Obama durante la Cumbre de los Objetivos del Milenio del pasado mes de septiembre, y que a partir de hoy puede quedar entre corchetes.

Fuera de los EEUU resulta muy difícil comprender las razones que motivan a los norteamericanos a tomar las derivas políticas que toman en ciertas ocasiones (tampoco dentro se explican muy bien, no crean). Por eso he encontrado particularmente útil esta breve explicación de Hendrik Hertzberg en The New Yorker, que utiliza el paralelismo del primer gobierno de F. D. Roosevelt. Confío en que les ayude, como a mí, a tomar cierta distancia en estos momentos de inquietud. Lo demás es encomendarse a San Cucufato.